domingo, 7 de octubre de 2007

Ricardo Darín, un talento de la cinematografía argentina.


El año pasado estaba sentada en un restaurante argentino, con una amiga mía, y entre vino y asado, me detuve a observar a un hombre que estaba entrando, pero como soy muy despistada, solo pensé: "¿dé donde lo conozco?", hasta que mi buena amiga, que en discreción desaprobó varias veces, gritó ¡Ricardo Darín!, mientras el, con su enorme sonrisa y sus ojazos azules, se paraba frente a nuestra mesa y decía "Hola", e intercambiábamos algunas palabras.
Hablar de él, es recordar una de las máximas expresiones de la cinematografía argentina, donde se define al personaje autóctono de Buenos Aires, al porteño, al avivado, en su magistral actuación en "Nueve Reinas". O recordar su estupendo personaje en "El hijo de la novia", como también así aquella película que me gustó tanto por su calidad romántica, "Mismo amor, la misma lluvia", o "Luna de Avellaneda"
En teatro, reconocido en España, por "Art", un estudio imaginativo y agudo sobre cómo los hombres de clase media se relacionan entre sí, en una divertida comedia sofisticada que bebe de las mismas fuentes que Woody Allen. Y por supuesto, recordarle en la televisión nacional de mi suelo natal, junto a importantes valores que mi tierra ha parido.
Hoy se presenta en España en su nueva faceta como director, demostrando, una vez más, que cuando se ha nacido con un determinado don y sigues el camino que debías seguir, el éxito es un resultado asegurado.
"La Señal", una historia de gánters, ambientada en época.
¡A por todas Chiqui, felicitaciones!

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